Nuestra profesora Francisca Anaya nos informó que debíamos ponernos en parejas, uno sentado delante del otro. En primer lugar, una de las dos personas debía realizar una serie de gestos que la otra compañera debía imitar al mismo tiempo, básicamente lo que viene a ser un “espejo”.
Al principio, junto con mi compañera Merche, todo parecía más fácil, pero luego se fue complicando la cosa. Debíamos hacer ambas las dos cosas a la vez.
Nos pusimos las dos de acuerdo, y lo demás fue fluyendo, ya que nos coordinamos bastante bien y porque tenemos una gran confianza, que es la base primordial. También porque nos sentíamos cómodas al estar juntas.
Toda esa experiencia que tuve con ella la llego a tener con otra persona y a lo mejor, no hubiese obtenido el mismo resultado, porque con otra persona puede ser que no nos conozcamos lo suficiente.
En un futuro vamos a trabajar con mucha gente que no conocemos de nada y tendremos que poner en práctica todas las habilidades que uno tenga. Por lo tanto, cada uno de los temas tratados en clase como ser asertivo, saber escuchar, saber entender el lenguaje no verbal, etc., nos va servir para poder ayudar a los demás.
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